Hoy pensé que el día iba a terminar como todos: tranquilo, con un poco de Tv y bastante reflexión. Siempre las cosas se dicen de una manera que no siempre deseamos las consecuencias que traen aparejadas. Las palabras son palabras, pero tienen tan significado en algunos momentos que pueden transformarse en dagas hirientes, en punzadas de dolor, sobre todo cuando el que las repite es una persona que querés mucho. Todavía no logro entender como la gente puede herirse tanto, siendo tan cercanos. Como se pueden decir tantas barbaridades juntas, sabiendo que la persona que tenemos en frente es una persona querida. Que queda entonces para los que no queremos? La intolerancia, la falta de escucha, la soberbia, son cosas que no ayudan a la buena convivencia. Como pararnos desde nuestro pedestal pueda ocasionar en nosotros "visiones distorsionadas" de la realidad y muchas veces actuamos equivocadamente por eso. Poder hablar, poder saber qué decir, cómo decirlo... tener en el otro la actitud de escucha permanente, el deseo de comprensión, son tan necesarias para una buena comunicación, que nadie tendría que olvidarlo. Tenemos que poner un stop en nuestra marcha, pensar que no necesitamos herir a nadie para seguir caminando, que muchas veces nuestros actos e intenciones no coinciden con los valores que nos han inculcado. Hay que parar en determinados momentos, porque no podemos seguir hiriendo a los que nos quieren. Es autocontrol, algo tan complicado, pero que por amor se puede lograr. Hoy no sabía de qué escribir. Le dije a Nidia que iba a ver que me deparaba el día para saber que poner, porque seguro que algo aparecía. Y apareció, de la peor manera, pero estuvo ahi, delante mío. Una pena, porque me dieron tema para hablar, pero me hicieron terminar uno de mis días tristes. Y sabe una cosa.... hoy no tengo ganas de consolar a nadie. Es un respiro que me quiero tomar, aunque sea solo por hoy. Tampoco da para andar sermoneando a nadie, menos yo.
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