jueves, 30 de agosto de 2007

Mis rodillas



sueltate el pelo, originalmente cargada por Carla Maria Faraggi.

Fueron mi sostén cuando apenas daba mis primeros pasos, con ellas aprendi a caminar. Tantas caidas, pequeñas pero dolorosas.

Fueron las que sufrieron los ataques de la tierra, del cemento y de mi juegos de niñez. Siempre al desnudo, pantalón roto, llorando por la herida hecha, por la sangre seca.

Hoy me quedan cicatrices que no se irán. Marcas de la vida que siempre me acompañarán.

Hoy sufren los dolores de la edad, que las quieren confinar. Tan sensuales, tan femeninas que son deseo y son locura general.

Cuando rezo, cuando imploro, cuando pido, cuando lloro, cuando juego , cuando ordeno, ellas cumplen igual. Cada día con menos resistencia, pero siempre están.
Ellas juegan como niñas, a los juegos de los peques, se arrastran, se maltrantan, se hieren, se ensucian acompañando en la vida de quienes arriman juguetes.

Significan perdón, pedido al Altísimo. Significan sumisión, al amor incontrolable. Significan humillación, cuando bajas la cabeza, y dejas tu orgullo; significan petición, ante tu amada.

Contrarias al orgullo, las tomo entre mis brazos cuando hay frio, en mis miedos, en mi sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto eso que dices que cuando se siente miedo lo primero que hacemos es abrazar las rodillas. El miedo nos hace vulnerables y tomamos la posición de seguridad que adoptamos en el vientre materno. Es instintivo.¡Muy lindo! como todo lo que escribes. Gracias