Lágrimas...

Su vida desbordó en lágrimas, tanto insistir, tanto ir tras el dolor... que no aguantó la fuerza del vendabal y todo se hizo gris.

Su vida hecha lágrima recorrió la casa solitaria y vacía. Buscaba un lugar donde depositar su cuerpo, su mente cansada y un sinfin de recuerdos que gaurdará en su memoria.

Brotaron sin contención, sin permiso, con intromisión. No tuvieron respeto ante tanto dolor, simplemente se mezclaron con su vida y la hicieron explotar tan salvajemente que no se reconocía en su reflejo.

Y se miró al espejo y no se reconoció. Se veía tan pequeña, tan diminuta, tan desarmada que no era la misma persona que siempre luchó por su vida y que siempre deseó. Era una mueca cruel de la vida, era solo un fantasma que rondaba en la oscuridad, tratando de no ser descubierto en pleno llanto, en pleno duelo, ante tanta tristeza contenida, que en ese momento encontró el resquicio para saltar, para trizar, para romper, para inundar este pobre corazón.

Su vida no fue hecha de lágrimas, pero hoy ellas han insistido en acompañarla, en no dejarla, en recordarle que es persona, que es sufriente, que es conciente y que tiene mucho calor humano para compartir... Le recuerdan a cada instante que no es tan fuerte, que siente mucho y que en todo momento su alma está pidiendo un poco de contemplación, un poco de de consideración para no morirse ahogada ante tanta consternación.

Hoy, la tempestad ya se calmó y el llanto desapareció, el dolor fue menguando y la mente se fue calmando...

Todo es cuestión de tiempo, todo es cuestión de espera. Las heridas cicatrizarán, el veneno ya no estará, solo una marca quedará y en el tañir de las campanas tu nombre al viento encontrará.