La sonrisa es la respuesta que más agrado nos da y la que más nos cuesta dar.
Sonrisas que naces desde mi alma, que viajas hasta mi corazón. Sonrisa eterna, que nunca acabas y que vives de sol a sol.
Sonrisas del alma, que naces desde lo más hondo y contagias tu entorno, renuevas el aire y regalas vida.
Sonrisas de corazón, esas que con el amor se convierten en alegría, en optimismo, en que todo puede ir mejor y en que nada de lo vivido pierde sentido con el corazón.
Sonrisas de emoción, por el sentimiento vivido, por la alegría de sentir que pudimos conseguir cosas que eran imposibles, por reconocer que no estamos solos y que mucho de lo que antes teníamos por perdido, hoy lo tenemos por ganado.
Sonrisas ante el dolor, como dándole fuerzas al corazón, como poniéndole una barricada al dolor, como diciéndole basta al temor.
Sonrisas de amor, que muestran tu satisfacción, tu ternura, tu pasión y todo tu corazon...
Sonrisas maravillosas que atraviesan mi corazón, que dan luz a mi vida y a mi razón.
Sonrerir, que remedio tan inestimable para el corazón... tanto dolor y con una sonrisa... desaparece todo sin motivos y razon...
Sonrisa que tan bien me haces... ¿Por qué no vienes de visita más seguido?
Hay momentos de pobreza, de "desierto" espiritual, donde una sonrisa bien dada es lo esperable, es lo deseable, es el regalo más comprometido que se pueda imaginar.
¿Qué poder tienen las risas que me hacen renacer? ¿Qué poder tienen en tu alma, que las esperas con tanto placer?
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