jueves, 29 de noviembre de 2007

Milagros cotidianos




"Los milagros existen, todo es posible, el hombre está volviendo a aaprender aquello que ha olvidado: sus poderes interiores"



La vida sigue transcurriendo y el año va finalizando. Todos estamos en planes de terminar lo antes posible el año escolar, con más trabajo, con más cansancio, con menos paciencia, con menos tolerancia y con mucha ansiedad.


Dar clases a cinco cursos puede resultar para algunos agotador y para otros un hecho relevante y cautivante.


La diversidad de alumnos que tocan a nuestra puerta educativa son muchos, demasiados diría, más de lo que convendría. Estar trabajando en una escuela de adultos te sirve para comprobar los errores que el Sistema Educativo va llevando adelante sin contemplaciones y sin ganas de revisar y volver atrás.


Alumnas de 14 o 15 años, que no han terminado su cuarto grado; alumnos de 17 y 18 que no han terminado su septimo año de EGB, alumnas que se han quedado embarazadas, que se han visto obligadas a trabajar y que ni han podido terminar su Educación Media. Mis alumnos son especiales, como los alumnos de cualquier docente; pero especiales en sus características y en las experiencias que han vivido. Si hasta diría que tienen más experiencias vividas que su profesora y eso que les llevo casi 15 años de diferencia.


Todos están finalizando el año, muchos están agotados, otros decepcionados porque sus fuerzas no alcanzan para aprobar sus materias, otros exultantes porque recibieron más de lo que hubieran soñar recibir. Todos, absoluntamente todos han recibido algo de esta educación y de estos docentes. Todos los docentes hemos sido recompensado con nuestros alumnos y sus enseñanzas.


Muchos de nuestros alumnos, han quedado en el camino: las situaciones familiares complicadas, el no apoyo de sus mayores, un embarazo inesperado, la angustiosa elección entre el trabajo y el estudio, la dificultad para dejar a los hijos en casa, la negación del marido o simplemente el equivocado pensamiento de que "la cabeza no les da" y que por eso no van a poder avanzar nunca. Todo nos convierte en una población en riesgo y dificultosa a la hora compararla con otras de la educación común.


Este año tuve la oportunidad de trabajar con alumnos integrados. Ellos con sus dificultades y sus capacidades especiales se integran a una escuela común (no tanto, porque los adultos también lo son).

Nico es autista. Pero es un autista muy especial, porque su grado de complejidad no es tan avanzado como en otros casos y la ha permitido concluir sus estudios en forma normal en escuelas comunes. Por su edad tiene que asistir a adultos. Con características muy especiales: desconfiado, inseguro, poco amigo de las relaciones, con un grado elevado de dificultad en cuanto a la ubicación en tiempo y especio, dificultad en entablar diálogos acordes al espacio que estamos trabajando, con dificultades en la oralidad frente a sus compañeros.... si, un panorama nada auspicioso.


Pero a lo largo de este año, Nico ha demostrado tener más ganas de aprender que sus compañeros. No ha faltado casi nunca a clases, tiene la carpeta completísima y aunque con ayuda de su maestra integradora hace todo, todo lo que le hemos pedido. Trabaja independientemente, pregunta sus dudas, habla delante de sus compañeros, cuestiona, se hizo amigo de muchos chicos de la escuela y que no necesariamente son de su curso. Es crítico, sabe bien qué es lo que no sabe, lo que le cuesta y tiene que mejorar y busca las formas de hacerlo. Le interesa su futuro, quiere una carrera universitaria que pueda desempeñar con sus problemas... en realidad, sus problemas son lo de menos, porque tiene muchos menos que sus compañeros y ha logrado superar muchos más que ellos. Nico aprendió a tenernos confianza, aprendió a compartir sus miedos... increiblemente es un joven, que con sus características especiales se adaptó muy bien a la escuela y sus compañeros lo han acogido realmente bien.


Hoy pensaba en él, porque tenía que redactar un informe para su escuela especial y quería marcar todos sus avances, que fueron tantos! que no creo que alcancen las palabras y las hojas para mencionarlos. Simplemente Nico es su propio milagro... y nosotros participamos en ayudarlo a que lo concrete.


Dar clases a los adultos y a los jóvenes les puedo asegurar que es la mejor experiencia que he tenido. Son seres humanos excepcionales, golpeados por la vida, pero con unas ganas terribles de salir de sus fracasos... hay tantos buenos alumnos, tantos que son inteligentes y que merecen tener mejores oportunidades.... que por ellos peleamos, nos desgastamos, luchamos.... por ellos somos los docentes que somos, aunque tengamos nuestras limitaciones, no nos impiden seguir demostrando que podemos seguir avanzando con ellos y que de la escuela, después de tantos fracasos, de tantas expulsiones por mal comportamiento, ellos pueden ser partícipes de su propio destino y de su propia vida...


Es el milagro de cada día.... que estén en clases, que a pesar de todo lo trabajado, tengan "luces" suficientes para aprender, para compartir, para concientizarse de que pueden mucho más.


Es el milagro que ellos mismos han fabricado y que nosotros los docentes ayudamos a mantener.... es un Milagro de un joven o un adulto que siente que todo lo puede y que nos traspasan a nosotros esa convicción.....


Todo se puede... ese es el pequeño gran milagro. Todos podemos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hola este año para mi fue algo dificil, tuve algunos problemas beuno no mejor dicho algunos conflictos interiores pero espero que el próximo año sea mejor
saludos

Unknown dijo...

Sí que es un logro imrpesionante. El autismo, aun el que no es profundo, es bastante complicado.

De verdad, mis respetos.

Moony-A media luz dijo...

¿sabes, Claudia?
doy clases a los chicos y chicas que aquí, en España, se clasifican de "diversificación", es decir, gente que ya cumple los 18 y aún no ha obtenido su título de graduado escolar. Y esa es la última oportunidad.
En la clase hay gente con enormes problemas familiares, desde víctimas de abusos sexuales a testigos de la violencia diaria... en fin... gente que muchas veces te preguntas cómo hace para levantarse por las mañanas.
Pero es enormemente gratificante.
Lo más gratificante que puede haber en la enseñanza "reglada"
Y me siento feliz con ellos.
Por eso, creo que te entiendo perfectamente.
Nico es... ese milagro en el que vamos dejando pequeñas huellas.

Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Entiendo la satisfaccion de poder ser parte importante de la vida de cada uno de tus alumnos, aun cunado en estew momento no se pueda valorar pero tu dejas huella en ellos mediante la enseñanza y pues a sacar balances de los buenos y malos momentos.