miércoles, 27 de febrero de 2008

Una voz en el teléfono


telefono

Téléchargé par ciarlicappa le 9 déc 07 à 6:26 (PST).


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Sigue estando allí, quieto, esperándome. Inerte, pero atrayente.


Sabe que sus ganas pueden más que su voluntad, pero le asaltan las dudas. No sabe si hacerlo será correcto, no sabe si toda esta situación le hará bien. Trata de aparentar tranquilidad, pensando en otras cosas. Trata de ocupar su tiempo, pensando en el trabajo, viendo qué hacer en casa, encendiendo el tv aunque no mire ningún programa, escuchando algún programa con música estridente, haciendo volar su mente hacia mundos lejanos, muy lejanos. Su pensamiento tiene que permanecer ocupado. Pero no puede, sin querer posa su vista en él e inmediatamente viene a ella el deseo irrefrenable de tomarlo entre sus dedos. Pero sabe que en el momento que lo haga perderá sin dudas la batalla que comenzó cuando decidió alejarse de él. No quiere parecer ansiosa, ni desesperada, pero todavía sigue pensando y recordando esa voz en el teléfono.


Hace mucho tiempo que no escucha su voz, mucho tiempo en el que no puede acortar las distancias terrenales con la cercanía del murmullo que nace de su alma y que intenta abrigar a esa otra alma que siempre se mostró tan frágil. Pero tomar el teléfono significa un riesgo, que no sabe si estará dispuesta a enfrentar. ¿Si llama y la atiende otra persona?. ¿Si llama, y le dicen que no vive nadie con ese nombre ahí?. ¿Si llama y nadie atiende?. ¿Si llama y esa voz ya no le significan los mismos sentimientos? ¿Si llama y atiende su voz….? Todo es un riesgo, todo un peligro difícil de enfrentar.


Se queda mirando el teléfono. No puede creer que su duda sea si hablar o no. No puede creer que la tranquilidad que necesita esté detrás de una llamada telefónica. Pero lo que más le resulta difícil de entender es que sabe que no logrará nada útil con la llamada y sin embargo su cuerpo y su alma se lo están pidiendo. Así como un adicto necesita del objeto de su adicción. Ella sabe que necesita de esa voz, aunque muy dentro de ella tiene la certeza de que no le será saludable.


Lo mejor sería desconectar el teléfono e irse a dormir, piensa e inmediatamente se precipita sobre el aparato.. De esa forma se quita el peso de estar luchando contra su propia voluntad.


Se acerca y busca el cable para desenchufarlo, pero mientras afanosamente buscaba el lugar de conexión, suena el teléfono.. Mecánicamente atiende sin pensar siquiera lo que está haciendo.


  • Hola…. ¿Quién habla? (Preguntó resuelta…)

Al otro lado del teléfono, una voz que le era muy conocida. Y el mundo se le vino abajo…

  • Hola, pensé que no te iba a encontrar y que si veías quien te llamaba no me ibas a atender…


Ante ella, la voz de la persona que tanto necesitaba. Ante ella, el objeto de su deseo. Ante ella, la causa de su ansiedad.


El cuerpo le temblaba, las manos le sudaban, su cabeza daba vueltas… demasiada incomodidad para un deseo tan esperado.


Sin pensarlo, cortó. No era el momento… hoy no. Lentamente desenchufó el cable del teléfono, cerró la puerta de calle, apagó las luces, se cambió de ropa y se fue a dormir. Todavía no entendía las contrariedades de su corazón, le resultaba complicado dar una explicación a sus acciones. Pero lo que tenía claro era que de ahora en adelante, nada tendría que violar su tranquilidad, ni siquiera… una voz en el teléfono.


4 comentarios:

Giselle dijo...

Me gustó Clau, es que siempre es así, cuando una se digna a decir –no me importa, ya basta.- la agarran desprevenida ¡¡¡y a mi me convencen!!!, en eso difiero con la protagonista del cuento, yo caigo redonda….
Jajaja
Besos Clau,
Gigita

Anónimo dijo...

hola, que padre historia, eso te paso a ti


saludos

nara dijo...

tremenda decisión...yo no hubiese colgado me hubiese faltado voluntad!!
me gustó mucho tu historia.

un beso.

Anónimo dijo...

Claudia que post tan bueno y lo digo porque muchas veces me he sentido asi y pues fue como ver una radiografia de mi corazon, gracias por compartirlo y gracias por estar, espero que tengas un gran fin de semana