Una vez recuperada la razón después de tanto sufrimiento, puedes decir que te has puesto nuevamente en pie y comienzas a respirar de nuevo, comienzas a purificar tu alma nuevamente, le entregas vida a tu ser. Comienzas a ver nuevamente todas tus posibilidades, nuevamente encuentras gusto a lo que habìas abandonado. Ya no hay nada que te ate, nada que te hunda.
Pero tienes claro que no quieres volver a cometer los mismos errores. Te asusta la idea de volver a reincidir; de volver al sentimiento de dolor y angustia que te ha causado ese Corazón...
Y tu mente te recuerda a cada instante lo mal que lo pasaste, pero tu corazón ataca diciendo ¿te acuerdas cuánto amaste y lo bien que lo sentiste?
Pero es momento de hacerle caso a mi razòn, que sin querer se volviò objetiva, porque no entiende los problemas del corazòn. Y te dice que debes recorrer otros caminos, ver a otras personas, ir por otros rumbos. Te invita a no meterte en antiguos lugares, con antiguos recuerdos y con vidas pasadas. No debes volver atrás, es lo que dice, no debes retroceder... en ese viejo camino solo encuentras fantasmas que te lastiman y que ansiosos esperan tu regreso para hacerte recordar lo mucho que has sufrido, y mostrarte cuànto te han herido.
La razón te invita a la aventura, te invita al desafío de conocer gente nueva, de ver otros lugares, de sentir otros aromas, te invita a que conozcas otras formas de hacer latir tu corazón con fuerzas, te invita a que te reinventes y que no vuelvas a repetir la misma historia.
Es que la razón necesita armar un nuevo jardín en ti, necesita fortalecerte, para que cuando nuevamente estés preparada, le deje la cerradura sin llaves y la puerta entreabierta, a ese corazón que se encuentra adormecido. Es que cuando despierte nuevamente, tendrá que buscar un destino, un nuevo camino y todo estará preparado para volver a empezar nuevamente y no tropezar en el camino.
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