sábado, 28 de abril de 2012

Callar no cuesta nada

Dicen que el silencio es salud. El que lo dijo debe haber sufrido mucho por las palabras dichas y que estuvieron de más. Muchas veces nos sentimos impunes ante ciertas situaciones y nos damos el derecho de opinar de todo y de todos. Es una postura soberbia y poco inteligente, porque aquello de lo que tanto opinamos puede volverse en nuestra contra. Muchas veces nos "cebamos" y no nos damos cuenta que las consecuencias de nuestras palabras pueden ser graves o que es innecesario haber dicho ciertas cosas, que no le dan nada al que las lee y menos al que las escribe. Sentirme "atada" a mis dichos es mi peor castigo por eso elijo callar y elegir mis palabras y el lugar en el que las digo. Pocas palabras y más pensamiento. 

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