Mis manos están perdiendo la capacidad de crear con las que nacieron. Se vuelven torpes, insensibles y sin fuerzas. Nada queda de lo lindo que escribian o dibujaban. Nada queda, solo su apariencia y mi dolor. Podía escribir cuadernos enteros con mis pensamientos, hoy son solo garabatos del corazón. Nadie entendería mi temor. Me río de ellas, juego bromas, las miro con cariño pero están perdiendo su sabor. Es lo grave de no entender las enfermedades que se heredan, de no entender, de callar y tener que aceptarlas. Pero todavía pueden acariciar, pueden hacerse sentir, abrazar muy fuerte, tomar dulcemente o tipear un mensaje de cariño. Son mias, es lo que tengo y lo acepto. Nadie sabe como termina esta historia, es la historia inconclusa de mi vida.
Agradecer-me.
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Con los sueños cumplidos es fácil quedarse con el corazón lleno de
"gracias" para compartir con los que fueron cobijando el deseo, acompañando
los pasos...
Hace 5 años.
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