La vida transcurre tan tranquilamente, que parece no sentirla.
Aletargado, lento en el pensamiento, su cuerpo se mueve sin tener siquiera un indicio de hacer algo mejor.
Se mueve, pero sin destino preciso.
Sonríe a la nada misma, que no tiene rostro, mirando la ausencia, anhelando una mirada que nadie da.
De repente, masculla una frase, algo inentendible, que suena como un gruñido ante los demás.
Hay gente alrededor, pero nadie entiende, todos "pasan", nadie atiende, todos "dejan pasar", sin preocupación.
Èl vuelve a intentarlo, como haciendo su mejor esfuerzo para darse a entender y no obtiene una respuesta. Todo sigue igual.
Es transparente para los demás, no existe, no está.
Su corazón se vuelca en la tristeza, el dolor arrebata su alma. La gente ignora lo diferente.
Da la vuelta y sigue su paso.
Hay alguien que mira la escena, desde lejos, pero esconde su mirada raudamente, para no ser descubierto, para no sentirse comprometido.
Sigue andando, sin destino. Sigue andando, sigue pensando: que este mundo no lo acepta, que este mundo lo margina por diferente y ésto lo apesadumbra.
El cada día intenta su hazaña y cada día ha recibido la misma respuesta. Cada intento es puñalada, cada palabra no entendida se clava como una daga.
Prefiere seguir su paso, aunque ahora está un poco más rendido, un poco más triste, un poco más olvidado.
Èl puede hacer cuanto quiera: caminar, correr, ...., pero su corazón le pide palabras, pide largas canciones dedicadas. Esa es su necesidad, paradójica necesidad. Porque nunca jamás lo podrá lograr, es imposible. El es sordo, es su gran complicación.
Nunca quiso creer que era distinto, pero se lo hicieron notar.
En un mundo de silencios, solo añora miradas que le hablen y los rostros de la gente solo muestran odio, tan desagradables, tan asustados, asombrados, pero ni una mirada de amor, siquiera de caridad.
En el mundo de silencios, lo "normal" no es amable, no es compañía ni garantía de salud espiritual.
En el mundo de silencios es peor la soledad de las miradas que la soledad de las palabras. Intentar y no poder transmitir es lo que lo hace diferente. En el mundo de silencios, nadie entiende, todos dudan y por las dudas, abandonan.
En el mundo de silencios, él camina solo con su verdad, su alma triste de tanta soledad.
Se mueve, pero sin destino preciso.
Sonríe a la nada misma, que no tiene rostro, mirando la ausencia, anhelando una mirada que nadie da.
De repente, masculla una frase, algo inentendible, que suena como un gruñido ante los demás.
Hay gente alrededor, pero nadie entiende, todos "pasan", nadie atiende, todos "dejan pasar", sin preocupación.
Èl vuelve a intentarlo, como haciendo su mejor esfuerzo para darse a entender y no obtiene una respuesta. Todo sigue igual.
Es transparente para los demás, no existe, no está.
Su corazón se vuelca en la tristeza, el dolor arrebata su alma. La gente ignora lo diferente.
Da la vuelta y sigue su paso.
Hay alguien que mira la escena, desde lejos, pero esconde su mirada raudamente, para no ser descubierto, para no sentirse comprometido.
Sigue andando, sin destino. Sigue andando, sigue pensando: que este mundo no lo acepta, que este mundo lo margina por diferente y ésto lo apesadumbra.
El cada día intenta su hazaña y cada día ha recibido la misma respuesta. Cada intento es puñalada, cada palabra no entendida se clava como una daga.
Prefiere seguir su paso, aunque ahora está un poco más rendido, un poco más triste, un poco más olvidado.
Èl puede hacer cuanto quiera: caminar, correr, ...., pero su corazón le pide palabras, pide largas canciones dedicadas. Esa es su necesidad, paradójica necesidad. Porque nunca jamás lo podrá lograr, es imposible. El es sordo, es su gran complicación.
Nunca quiso creer que era distinto, pero se lo hicieron notar.
En un mundo de silencios, solo añora miradas que le hablen y los rostros de la gente solo muestran odio, tan desagradables, tan asustados, asombrados, pero ni una mirada de amor, siquiera de caridad.
En el mundo de silencios, lo "normal" no es amable, no es compañía ni garantía de salud espiritual.
En el mundo de silencios es peor la soledad de las miradas que la soledad de las palabras. Intentar y no poder transmitir es lo que lo hace diferente. En el mundo de silencios, nadie entiende, todos dudan y por las dudas, abandonan.
En el mundo de silencios, él camina solo con su verdad, su alma triste de tanta soledad.
(Basada en una imagen sacada de la realidad)
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