Lo tuvo como su mejor tesoro. Lo cuidó, lo alimentó, lo acarició, le hizo sentir su calor y lo curó cuando fue necesario.
Era parte de su vida y eran una comunión. Ella y él actuando en el mismo son.
Un día y sin aviso, este tesoro en agrio se convirtió, hiel pura, gusto amargo, que hasta asco le dio.
Que mal que le fue haciendo. Lastimada constantmente, herida sin motivos, siguió con sus cuidados, sus palabras, su trabajo, su perseverancia, pero tratarlo la estaba matando.
¿O era él o era ella? Difícil decisión que debía tomar. En una cuestión de vida o muerte se convirtió. Una cuestión de pensar o de sentir.
En su tristeza decidió que lo tenía que abandonar, que se lo tenía que alejar y de a poco fue actuando, atestándolo en un rincón. No quería verlo, ni sentirlo porque su sola presencia la dañaba.
Se fue llenando de polvo, descuidado entre el montón. Lo fue tapando de bultos, de obligaciones, de problemas, para no verlo nunca jamás. Lo fue despojando de sus sueños, de sus proyectos, cada regalo fue devuelto, cada detalle realizado, todo fue perdiéndose. Las palabras las fue acallando, las miradas las fue olvidando... Lo dejó ahogado en su culpa, esperando a que muriera. Dejó de vestirlo de colores, dejó de alimentarlo.
Sentía que lo tenía que hacer ella, por su propia decisión, era una prueba más que debía sortear. Todo lo fue guardando en un gran arcón, todo lo que le recuperaba. Y El se quedó libre, tan liviano como pluma, cargando ella con el peso del dolor. Para ella esto significaba defenderse por sus medios, vivir sin miedos, hacer las cosas que le hacían realmente bien.
Tirado en el olvido, abandonado, se fue muriendo de inanición. Ella nunca decidió ir a salvarlo, nunca estuvo en su intención remediarlo.
El tiempo fue pasando y el recuerdo de él se fue apagando, se fue haciendo aun más leve el abandono que cometió. Su memoria jugaba a no recordar, se fue esfumando en el tiempo, su presencia se fue distorsionando. Hoy es solo un recuerdo del que va quedando muy poco, guardado en el arcón de sus olvidos. Aunque hay días que reconoce ciertamente, que la sigue acompañando, pero ella se niega a aceptarlo.
Todo lo que había entregado, lo recuperó, lo tiene nuevamente con ella. En el arcón de sus recuerdos conviven los cuidados más dulces, sus sueños más curiosos, sus vestidos más hermosos. Pero solo en recuerdos se quedó y nada de eso a ella le sirvió.
El aparentemente no está... ya es un sueño más en la inmensidad. Ya no es parte de su vida. Sin alimento, sin cariño, "..es poco lo que habrá podido vivir...", piensa ella. No se siente una asesina, pero si aprovechó la oportunidad de poder vivir en paz, de revivir sus cuentas pendientes con la vida, aunque ahora es fría, que ni siente, es tan indolente.
Es la historia de un abandonado a su suerte, ignorado, un negado. Es la historia de alguien que puede seguir vivo, pero que no se lo ha comprobado. Es la historia de un compromiso que no fue cumplido, de un amor no correspondido, de un olvido decidido.
Nadie es imprescindible en esta vida, hasta el más profundo sentimiento encuentra sosiego en otras almas y se recupera del hastío y sobrevive al olvido. Aunque decidas su muerte, sobrevive en otras vidas. Aunque ya no te sostenga, ni te interese, son otros los que lo sienten y lo protegen.
Es la historia de un corazón olvidado que jamás ha sido recuperado...
Era parte de su vida y eran una comunión. Ella y él actuando en el mismo son.
Un día y sin aviso, este tesoro en agrio se convirtió, hiel pura, gusto amargo, que hasta asco le dio.
Que mal que le fue haciendo. Lastimada constantmente, herida sin motivos, siguió con sus cuidados, sus palabras, su trabajo, su perseverancia, pero tratarlo la estaba matando.
¿O era él o era ella? Difícil decisión que debía tomar. En una cuestión de vida o muerte se convirtió. Una cuestión de pensar o de sentir.
En su tristeza decidió que lo tenía que abandonar, que se lo tenía que alejar y de a poco fue actuando, atestándolo en un rincón. No quería verlo, ni sentirlo porque su sola presencia la dañaba.
Se fue llenando de polvo, descuidado entre el montón. Lo fue tapando de bultos, de obligaciones, de problemas, para no verlo nunca jamás. Lo fue despojando de sus sueños, de sus proyectos, cada regalo fue devuelto, cada detalle realizado, todo fue perdiéndose. Las palabras las fue acallando, las miradas las fue olvidando... Lo dejó ahogado en su culpa, esperando a que muriera. Dejó de vestirlo de colores, dejó de alimentarlo.
Sentía que lo tenía que hacer ella, por su propia decisión, era una prueba más que debía sortear. Todo lo fue guardando en un gran arcón, todo lo que le recuperaba. Y El se quedó libre, tan liviano como pluma, cargando ella con el peso del dolor. Para ella esto significaba defenderse por sus medios, vivir sin miedos, hacer las cosas que le hacían realmente bien.
Tirado en el olvido, abandonado, se fue muriendo de inanición. Ella nunca decidió ir a salvarlo, nunca estuvo en su intención remediarlo.
El tiempo fue pasando y el recuerdo de él se fue apagando, se fue haciendo aun más leve el abandono que cometió. Su memoria jugaba a no recordar, se fue esfumando en el tiempo, su presencia se fue distorsionando. Hoy es solo un recuerdo del que va quedando muy poco, guardado en el arcón de sus olvidos. Aunque hay días que reconoce ciertamente, que la sigue acompañando, pero ella se niega a aceptarlo.
Todo lo que había entregado, lo recuperó, lo tiene nuevamente con ella. En el arcón de sus recuerdos conviven los cuidados más dulces, sus sueños más curiosos, sus vestidos más hermosos. Pero solo en recuerdos se quedó y nada de eso a ella le sirvió.
El aparentemente no está... ya es un sueño más en la inmensidad. Ya no es parte de su vida. Sin alimento, sin cariño, "..es poco lo que habrá podido vivir...", piensa ella. No se siente una asesina, pero si aprovechó la oportunidad de poder vivir en paz, de revivir sus cuentas pendientes con la vida, aunque ahora es fría, que ni siente, es tan indolente.
Es la historia de un abandonado a su suerte, ignorado, un negado. Es la historia de alguien que puede seguir vivo, pero que no se lo ha comprobado. Es la historia de un compromiso que no fue cumplido, de un amor no correspondido, de un olvido decidido.
Nadie es imprescindible en esta vida, hasta el más profundo sentimiento encuentra sosiego en otras almas y se recupera del hastío y sobrevive al olvido. Aunque decidas su muerte, sobrevive en otras vidas. Aunque ya no te sostenga, ni te interese, son otros los que lo sienten y lo protegen.
Es la historia de un corazón olvidado que jamás ha sido recuperado...
4 comentarios:
la vida, Clau, está llena de puertas. Puertas que hemos ido cerrando, otras abriendo.
Un beso, cielo.
Y es así Claudia... aunque siempre pienso que cuando alguien entra en tu vida es para aprender juntos durante ese tiempo, no sé claramente qué, pero siempre te hace crecer...
Un fuerte abrazo
hola asi mi corazon esta olvidado
hay y luis miguel ha sido mi idolo desde hace años y esa cancion como me encanta
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