El mundo de las palabras

Palabras de corazón

Mis sentimientos se transformaron en palabras: Palabras mágicas, bellas, sensibles, sencillas. Tan solo palabras.

El viento se llevó a pasear algunas a rincones inesperados, otras las amontonó en el rincón del olvido y otras tuvieron el honor de ser parte de otras vidas y de sentirse acogidas generosamente en algún alma que necesitaba de ellas para aferrarse, para encontrar fuerzas, para vivir.

Algunas volvieron a mi, como un boomerang me fueron devueltas. Por ello, debo cuidar mis palabras, porque la vuelta puede ser dolorosa sino mido lo que digo, lo que siento.

Cuidar mis palabras no significa faltar a la verdad u ocultar una parte de mi vida. Es simplemente saber elegir para cada persona las palabras que más le ayudarán y no las que lo hundirán. Es escribir a conciencia, sabiendo que todo lo escrito es leido y todo lo hablado es escuchado.

Alguna vez dije que escribir significaba hacerme responsable del mensaje que envío y que muchas veces debo pensar en las consecuecias, para no dañar.

Las palabras son buenas, cuando te ayudan a crecer, cuando son sostén en la vida, cuando te dan ánimos o te provocan alegría. Esas son palabras que vale la pena pronunciar y hacen que los que las decimos nos sintamos bastantes más conformes con nuestra vida y nuestros sentimientos.

Hoy el mundo necesita: palabras de amistad, de sinceridad, de espíritu alegre, palabras sin maldad, palabras que acojan y que quieran, sobre todo eso, que entreguen amor.

Las palabras como las obras, tienen que ser instrumentos para que el corazón y no para la desilusión. Que honrosa la misión de las palabras y también que dificil de cumplir.

Hoy digo: Gracias, Amiga, estoy aqui, cuenta conmigo, te quiero, te amo, que hermoso, que bueno, que dulce.... palabras de todos los tamaños y todos los colores, palabras de vida.