Hoy pensaba en mi y en las cosas que hago para cuidarme o para no hacerlo.
Pensaba en lo mucho que cuesta que piense en mí misma sobre los demás y como he perdido, a través de los años, esa capacidad de ser "egoísta" en buena medida, para mantenerme con el estima bien alta.
Ser "egoísta" en la vida del ser humano, no es para nada malo. Este "egoísmo" bueno, se podría decir, es una actitud de amor propio muy sana. Es quererse sobre todo y por encima de todos. No porque el resto no sea importante, sino porque muchas veces suelo dejarme de lado para complacer siempre la vida de otros.
Muchas veces me dejo de lado, por ejemplo, cuando voy de compras y pensando constantemente en lo que necesitan los demás, llegó a casa sin haberme acordado de lo que yo necesitaba en realidad.
Muchas veces me dejo de lado, cuando priorizo el bienestar familiar (por sobre todo, inclusive sobre mi misma) ...y renuncio a parte de mi vida.
Muchas veces me dejo de querer, cuando ni siquiera pienso en comprarme algunas cosas que hacen bien al espíritu y que me permiten mimarse un poco: como un perfume, una crema, una prenda de vestir que me gusta mucho o simplemente un libro. Todo aquello que me deja satisfecha y me permite sentirme realmente complacida. Es lo mínimo que puedo hacer y aunque sea mínimo, me ayuda a quererme un poquito más.
Dedicarme a pensar en mi misma, es darme tiempo para hacer cosas que me gustan en verdad, es mirarme al espejo y reconocer que a pesar de ser "una persona común" tengo en el alma una mujer que necesita y quiere amar; es dedicarme a cultivar mi conocimiento y mi entendimiento, es dedicarme a leer y a encontrarme con mi realidad, por más dura que sea.
Nunca debo dejar de pensar que tengo que ser un ser completo, para dar sostén a tanta gente que necesita de un poco de amor maternal.
Yo, como mujer, pienso que tengo que saber siempre un poco de todo para no estar dependiendo de nadie y ser yo la artífice de mi destino, ser una mujer libre e independiente, que piensa por cuenta propia, que actúan según sus criterios y que nadie puede dejar de lado por el solo hecho de ser del sexo denominado "débil".
Soy una mujer fuerte, destinada a ser madre: No se si alguna vez lograré cumplir con este deseo, pero tener la posibilidad de sentir gozosa los dolores el parto, considero que deben ser mi mejor regalo, no por el hecho del dolor en si, sino lo que representa para mi, como mujer.
Desde muy niña, mis padres fueron enseñándome las cosas que "supuestamente" una mujer debía saber y debía cuidar. En la escuela se tomaron ese mismo trabajo. No se si de acuerdo o no, pero todos en gran medida contribuyeron a que considerara a las mujeres como templos. No como alguien que no se puede tocar, sino como una especie de gran tesoro que guarda las bellezas más hermosas para la humanidad.
En realidad. personalmente, no me considero gran tesoro, y no por subestimarme, sino más bien porque me gusta pensarme como muy simple: que le gusta dar amor y recibir amor y todo lo que sirva para mantenerse feliz. Es cuestión de dedicación y de cariño: un templo... preparado para ser cuidado y no para ser profanado, ni con la mentira, ni con el engaño. Complicado y difícil de lograr: Un Ideal.
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