Estabas caminando en línea recta durante bastante tiempo. Uno se acostumbra a la rutina y a la monotonía del camino. Las imágenes que veías, tus paisajes más querido; las personas que desconocías, tus miedos más temidos, que te provocaban tanta desconfianza.
Entonces tu camino era cómodo, cálido, sin altibajos, sin movimientos aparentes, de colores conocidos, de climas agradables, de voces que identificabas a cada paso que dabas.
Pero con el transcurrir del tiempo te das cuenta de que te estancaste en el medio del sendero y que no avanzas, y que te desgastas y que te cansas de hacer lo que tanto decías te gustaba hacer. Ya no creces, te vas malogrando. Y sientes que no te mereces tantos malos tratos, tantos gritos, tantos insultos, tantos, tantos.... tantos que HOY sientes como dagas en tu corazón y AYER eran simples gajes de oficio, que ni te tocaban ni te lastimaban.
Y te asusta en pensar en cambiar. Sabes que es la única salida, pero no te animas a imaginártelo, te da miedo no saber qué puede pasar, te da miedo la inseguridad. Y todo es tu vida, y nada puede separarse de ella. Todas tus vivencias soy un Uno contigo y tú un Uno con ellas. Y todo te afecta.
Y miras a tu alrededor, buscando una palabra de confianza, una palabra cercana, alguien a quien aferrarte, alguien que te diga, al menos, que todo está bien, que no te abandonará, que puedes seguir y que aunque caigas te ayudará o al menos te escuchará. Pero en el silencio de una decisión, te encuentras sola. Solo tu y tu voluntad, nadie más. Dos protagonistas de una historia que no se sabe que final tendrá.
Y surgen de la nada los recuerdos, los sentimientos, las imágenes de las personas que ya no verás, tu vocación a flor de piel, que se intentan mezclar con tu voluntad para participar de tan enorme acontecimiento. Buscan complotarse para lograr tu paso hacia atrás.
A pesar de las dudas, la decisión está tomada. Si hay algo que siempre te caracterizó es que decides sin más, a pura voluntad. Pero sigues pensando en el cambio, ese no tan querido cambio que hoy pide tu vida y que le piensas otorgar.
Hasta que el proceso termine, te irás deshaciendo, desarmando, dejando una vieja piel para volver a renacer en otra persona, en un nuevo amanecer, que aun no sabes qué colores tendrá, pero tan necesario para seguir viviendo.
Y sabes que habrá momentos en que las palabras serán vacías, en que no sabrás de qué hablar ni que preguntar, pero estarás ahi, en proceso de cambio, buscando tu nueva piel, soñando con un nuevo amanecer. Y cuando menos lo esperen, estarás de regreso, con tu buen humor, con tus sonrisas, con tus signos de admiración, con tus tantas palabras, pero en una nueva situación, en una nueva piel, con el mismo corazón.
No se por qué está escrito en tercera persona, será que me cuesta hacerme cargo de la situación. Me cuesta ser la protagonista de tan importante decisión.
3 comentarios:
Aunque esté escrito en tercera persona, las letras salieron de tu corazón Claudia.
Un abrazo.
hola, es hermoso su post, es facil hablar en tercera persona
saludos
¿Y qué te parece si lo repites pero en primera persona? Puede ser más difícil, me parece, pero a la hora de decidir, más efectivo. Y digo esto porque cambiar cuando se piensa y se busca siempre nos deja indecisos y en ese balanceo de la duda ¿Cierto?
Besitos Clau y pon "yo" :)
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