jueves, 9 de agosto de 2007

El fuego, la pasión de ser docente


Rosa Roja © Luis Paz, originally uploaded by Luis Paz.

Ser docente es mi vocación, siempre la fue, desde que tengo uso de razón. Mi vocación y mi entusiasmo por dar clases, por enseñar siempre fueron muy altas, muy fuertes hasta tal punto de no haber faltado jamás a clases en estos más de diez años que llevo en mi puesto. Enferma, triste, dolorida... no importaba... siempre tenía fuerzas para volver a la escuela y quedarme con mis "chicos". Todavía tengo esas fuerzas... todavía sigo teniendo esa convicción: nunca faltar, nunca llegar tarde.... si es posible media hora antes en la escuela.

Con el paso del tiempo algunas cosas fueron cambiando: una va adquiriendo más "cancha" a la hora de dar clases, de saber bien qué sigue, qué tantas actividades diferentes puedo presentar, de saber explicar al detalle algún tema de mi materia.

Pero también, con el transcurrir de los años, uno va perdiendo cierta inocencia en la docencia, va desencantándose con compañeros que hacen todo por obligación y por dinero, que no les importa ni un poquito sus alumnos, por directivos que nunca hicieron bien su trabajo y solo se encargaban de perseguirte y ver si tenías hecha tu planificación, antes de ver si tu relación con tus alumnos era buena, si tus alumnos se sentían a gusto contigo o simplemente si estaban aprendiendo. Claro, eran más importantes los papeles que las personas. Por más espíritu fuerte que tengas, terminan mellándote... y apagándote.

Yo me desencanté y perdí mucha de mi motivación y mis alumnos se desencataban conmigo y perdían sus ganas de estudiar.

Hoy empecé a dar clases en un noveno año de alumnos de escuela de jóvenes. Vaya mi sorpresa eran solo ocho... tan poquitos. Y saben qué? Ese fuego que alguna vez existió, volvió nuevamente.... se despertó. Sentir cómo me prestaban atención, cómo me escuchaban, con qué interés seguían mis palabras, que simplemente eran de presentación. Sentí como antes había sentido alguna vez, ese deseo inmenso de abosorberme porque querían aprender, querían saber... y ahi volví a nacer y a creer que hay jóvenes diferentes y que no a todos les interesa la "joda" antes que estudiar. Mis niños pequeños tienen entre 16 y 25 años, pero me han dado tanta fuerza, y mis ganas han aumentado tanto, que ya estoy planificando cada encuentro con ellos, haciendo mis cuadernos, mis planillas, mis actividades para ellos. Me entusiasmaron, me devolvieron ese fuego que había perdido por ahi, con la amenaza de la burocracia y del conformismo. Ellos hoy me contaban de sus sueños, cuando terminen la Escuela EGB (primaria)... contaban de su proyecto de hogar, de su familia, de sus hijos, de sus ganas de estudiar en la Universidad a pesar de que van a terminar grandes la escuela secundaria. Hablaron de sueños, de proyectos... hablaron de vida... yo reviví en cada relato, en cada mirada... Hoy recordé por qué quise ser docente... y renové mi compromiso.

Hoy volvi a ser docente, a no importarme el sueldo, ni las condiciones de trabajo,ni los directivos ineficientes, ni siquiera la política educativa, sino simplemente a mirar a través de sus ojos, el "sueño" de vida que tienen por cumplir y que se que puedo ser parte de su concreción.

Hoy me hicieron muy feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola si tienes toda la razon, a mi me ha pasado por lo mismo
saludos

Vuchica dijo...

creo que todos los docentes (yo estoy en proceso de serlo) tenemos vocación desde que somos pequeños y nos damos cuenta la ilusión que tienen nuestros profesores en enseñarnos, sobre todo cultura,...

he leído todo el texto de este día, y realmente estoy contigo, cuando los años pasan la vida del docente se hace muy monótona y empiezas a "pasar" de todo... sin embargo, siempre habrá alguien que te recuerde la razón por la que quisiste ser docente...

muchos besos...

si quieres contactar conmigo me encontrarás en msseve.blogspot.com