Y el mundo comenzó a girar nuevamente y mi vida empezó a caminar otra vez. Por unos meses, todo se detuvo, entonces los sentimientos no mutaban, se revivían una y otra vez. No me dejaban escapar, porque levantaba la mirada y ahi estabas. Porque detuve el tiempo, detuve mi vida, detuve el mundo para disfrutar de esos instantes que creí maravillosos, pero se me iban como arena entre mis dedos.
No quise perder, pero tengo que aceptar que poco a poco todo se fue extinguiendo.
Es dificil desprenderse de aquellas personas que en el conjunto de la vida han hecho lo mejor para uno, que han hecho nacer tanto sentimiento, que no se puede agradecer con ningún regalo terrenal.
Es dificil aceptar que ya no estoy presente en su vida y que de ahora en más, puede ser que ya no tenga más contacto con aquel ser que tanto me significó y que tan buenos recuerdos me dejó. Siempre tiendo a mantener aquello que me hizo bien, a cuidar con detalle a todas las personas que han pasado por mi vida, a mantenerlos bajo mis faldas. Porque son el reservorio de buenos sentimientos que me ayudan a salir adelante, a tener por una vez en la vida un motivo para soñar y seguir caminando, porque los veo tan débiles que creo que solos no podrían con esta vida, porque equivocadamente alguna vez creí que solo de mi tendrían aquello que necesitaban.
Hoy fue el día de dejar partir. Dejar ir a la persona querida, porque de esa forma podrá disfrutar de la libertad que eligió tener, de la vida que decidió llevar adelante, de esa vida que tanto deseó y que hoy bien o mal tiene frente a si.
Hoy dejé por primera vez, que desplegara totalmente sus alas para que se echara a volar y disfrutara del cielo infinito de la inmensidad.
Hace meses que vengo dejando partir, de a poco, paso a paso... casi, casi para que cada desgarro no significara dolor, sino simplemente un trámite más en esta larga despedida.
Hoy tuve el último desgarrro, el desagarro del adios, que normalmente y con tanta preparación sería leve, casi sin sensibilidad. Pero hoy tiene un sabor especial , un gusto particular. Es el desgarro de dos corazones que recuperan su libertad, al menos en lo que a esta relación se refiere. Dos corazones que intimamente quieren no dejarse ir, al menos para mantener una amistad, pero que la vida le va dejando huellas a seguir que no tenian contemplados y aparecen personas en el camino que no aceptan esta necesidad mutua.
Corazón desgarrado, alma triste, alma en duelo... sentimientos que se contradicen: alegría por que la persona querida ha tomado decisiones que nunca jamás hubiera pensado que iba a tomar y tristeza, porque esas decisiones no la contemplan a una como parte de esa vida.
Sentimientos encontrados, sentimientos tanto tiempo deseados.
Porque lejanamente alguna vez creí que todo sería casi imposible. Si!!! Yo, la que siempre está hablando de esperanzas, de sueños, de ilusiones que cumplir. Alguna vez pensé que ese corazón ahora en libertad, ya no tenía remedio. Pero fue capaz, y ha empezado a caminar solo.
Como una madre que deja que su niño de los primeros pasos, me da miedo, me dan miedo esos pasos vacilantes, esos pensamientos tristes, esas catástrofes creadas a la medida del caminante, que muchas veces no lo dejan vivir en paz. Pero hoy me han dado la señal final de que nadie es indispensable, menos yo. Que nadie se precisa en esta vida, menos aquella persona que es la figura exacta de tu culpa y que más que ayuda, es un peso dificl de llevar.
Hoy un Angel desplegó sus alas y lo he visto partir.
Hoy ese Angel me hizo sentir orgullo de haber sido parte de su vida y de haber dejado aunque sea unas migajas de mi vida en su vida. Angel, en algún cielo nos encontraremos para reirnos de la vida, para charlar eternamente sin temas que seguir, como siempre hicimos libremente, sin guiones, sin reglas, solo con el respeto de quién sabe que del otro lado tiene a una persona que se ha equivocado, pero que ha reconocido cada error que ha cometido.
Angel, tienes otros cielos que surcar, tienes otras almas que cuidar. Y miraré una estrella y ahi te buscaré. Y miraré el horizonte y te veré feliz, surcando la inmensidad de tu existencia.
Y soy libre, qué tema... qué hago con mi libertad?
No quise perder, pero tengo que aceptar que poco a poco todo se fue extinguiendo.
Es dificil desprenderse de aquellas personas que en el conjunto de la vida han hecho lo mejor para uno, que han hecho nacer tanto sentimiento, que no se puede agradecer con ningún regalo terrenal.
Es dificil aceptar que ya no estoy presente en su vida y que de ahora en más, puede ser que ya no tenga más contacto con aquel ser que tanto me significó y que tan buenos recuerdos me dejó. Siempre tiendo a mantener aquello que me hizo bien, a cuidar con detalle a todas las personas que han pasado por mi vida, a mantenerlos bajo mis faldas. Porque son el reservorio de buenos sentimientos que me ayudan a salir adelante, a tener por una vez en la vida un motivo para soñar y seguir caminando, porque los veo tan débiles que creo que solos no podrían con esta vida, porque equivocadamente alguna vez creí que solo de mi tendrían aquello que necesitaban.
Hoy fue el día de dejar partir. Dejar ir a la persona querida, porque de esa forma podrá disfrutar de la libertad que eligió tener, de la vida que decidió llevar adelante, de esa vida que tanto deseó y que hoy bien o mal tiene frente a si.
Hoy dejé por primera vez, que desplegara totalmente sus alas para que se echara a volar y disfrutara del cielo infinito de la inmensidad.
Hace meses que vengo dejando partir, de a poco, paso a paso... casi, casi para que cada desgarro no significara dolor, sino simplemente un trámite más en esta larga despedida.
Hoy tuve el último desgarrro, el desagarro del adios, que normalmente y con tanta preparación sería leve, casi sin sensibilidad. Pero hoy tiene un sabor especial , un gusto particular. Es el desgarro de dos corazones que recuperan su libertad, al menos en lo que a esta relación se refiere. Dos corazones que intimamente quieren no dejarse ir, al menos para mantener una amistad, pero que la vida le va dejando huellas a seguir que no tenian contemplados y aparecen personas en el camino que no aceptan esta necesidad mutua.
Corazón desgarrado, alma triste, alma en duelo... sentimientos que se contradicen: alegría por que la persona querida ha tomado decisiones que nunca jamás hubiera pensado que iba a tomar y tristeza, porque esas decisiones no la contemplan a una como parte de esa vida.
Sentimientos encontrados, sentimientos tanto tiempo deseados.
Porque lejanamente alguna vez creí que todo sería casi imposible. Si!!! Yo, la que siempre está hablando de esperanzas, de sueños, de ilusiones que cumplir. Alguna vez pensé que ese corazón ahora en libertad, ya no tenía remedio. Pero fue capaz, y ha empezado a caminar solo.
Como una madre que deja que su niño de los primeros pasos, me da miedo, me dan miedo esos pasos vacilantes, esos pensamientos tristes, esas catástrofes creadas a la medida del caminante, que muchas veces no lo dejan vivir en paz. Pero hoy me han dado la señal final de que nadie es indispensable, menos yo. Que nadie se precisa en esta vida, menos aquella persona que es la figura exacta de tu culpa y que más que ayuda, es un peso dificl de llevar.
Hoy un Angel desplegó sus alas y lo he visto partir.
Hoy ese Angel me hizo sentir orgullo de haber sido parte de su vida y de haber dejado aunque sea unas migajas de mi vida en su vida. Angel, en algún cielo nos encontraremos para reirnos de la vida, para charlar eternamente sin temas que seguir, como siempre hicimos libremente, sin guiones, sin reglas, solo con el respeto de quién sabe que del otro lado tiene a una persona que se ha equivocado, pero que ha reconocido cada error que ha cometido.
Angel, tienes otros cielos que surcar, tienes otras almas que cuidar. Y miraré una estrella y ahi te buscaré. Y miraré el horizonte y te veré feliz, surcando la inmensidad de tu existencia.
Y soy libre, qué tema... qué hago con mi libertad?
era que pasaba un ángel que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte, yo todavía no terminé de callar.
Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro casual
pero la noche es traviesa cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda que pacta con el dolor
o pasa un ángel, se hace leyenda y se convierte en amor.
Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó
era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.
Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.
(1979)
1 comentario:
otra vez soy la primera, quisiera poder alzar mi vuelo, ya lo habia hecho pero otra vez me detuvo
saludos
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